«Después del atentado contra mi vida, debo usar implementos y cremas de protección en mi piel que me ayuden a trabajar y las ofertas laborales que eh recibido no tienen en cuenta que no debo exponerme al sol»
Margarita, hasta el 2016 llevaba una vida normal de comerciante ambulante y dueña de casa, pero todo cambio con el atentado a su vida y ser casi quemada viva, resultando con el 63% de su cuerpo afectado y con su mano derecha sin movilidad. Aunque le han ocurrido varios episodios de depresión, ella ha afrontado sus problemas y está tratando que esta situación no le afecte en su día a día y saca fuerzas desde su interior para mejorar su nueva condición.
Después de 5 meses hospitalizada en la UCI y con viajes mensuales en Santiago para revisar los injertos de múltiples operaciones y rehabilitación, ella no se quedó atrás y con esa fuerza de mujer luchadora que la caracteriza, empezó a salir adelante, primero de cara al público y mostrándose tal cual estaba, mientras afrontaba las operaciones para reconstruir su cuerpo y posteriormente empezó a realizar cursos de capacitación SENCE y postuló a diversas ofertas laborales.
Sin embargo, según lo que nos señala Margarita, muchas de las ofertas de trabajo para personas con discapacidad no consideraran su situación particular, ya que con gran parte de su cuerpo quemado, ella debe usar cremas y protecciones especiales para el protegerse del sol.
En un episodio particular, por la OMIL le ofrecieron un trabajo cerca de la azufrera, que ella nos indica que literalmente “era de sol a sol” y ella al rechazarlo recibió la respuesta del empleador de “para que buscan trabajo si no están disponibles para trabajar”.
A pesar de estas situaciones, ella no se amilanó y después de mucho esfuerzo logró, gracias a la ayuda de la oficina de discapacidad, un permiso como vendedora ambulante por parte de la municipalidad de alto hospicio.
Es este permiso el que le ha permitido trabajar y generar ingresos para mantenerse ella y sus hijos y ser su propia jefa y cumple rigurosamente horarios de lunes a viernes de 08 de la mañana a 06 de la tarde trabajando bajo sombra y el fin de semana se preocupa de su madre, sus hijas y sobre todo de una joven que está en cuarto medio.
Aunque no conoce la Ley de Inclusión Laboral de personas en situación de discapacidad (Ley Nº 21.015) y nunca la ha leído, si sabe que existen algunos beneficios para personas en su condición que ha logrado aprender por medios de los múltiples cursos que ha realizado.
Lo positivo es que gracias a la tecnología ella pudo realizar sus tratamientos de rehabilitación y que “actualmente hay mucha tecnología en Santiago que permite a las personas afrontar tanto la rehabilitación como trabajos para salir adelante”